La FSM saluda al 18 Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes.

Compañeros y compañeras.

Como miembro de la máxima dirección colectiva de la Federación Sindical Mundial (FSM) saludo este 18 Festival. Os saludo en nombre de los 230 sindicatos de clase, ubicados en 120 países del planeta, que agrupan a casi 90 millones de trabajadores y trabajadoras de los 5 continentes. La mayoría de estos trabajadores son explotados por el capitalismo, descontando los que viven en países que construyen el socialismo.

La juventud es la que sufre hoy uno de los mayores ataques de la historia a los derechos laborales. Atacan el derecho a un trabajo digno, estable, con salario suficiente para vivir, con garantías sociales y laborales (incluida la prevención de accidentes), a vacaciones pagadas, jubilación pública suficiente y garantizada, formación continuada pública y gratuita, a sanidad pública de calidad y un largo etc., que son conquistas que las multinacionales y los gobiernos capitalistas están anulando, cuando la lucha colectiva no se lo impide.
Existe riqueza en el Mundo más que suficiente para asegurar una vida digna a los más de 7.000 millones de personas que lo habitamos. Sólo con el 10 % de lo que se gasta en guerras y armamentos se acabaría la plaga del hambre en el planeta. Con la anulación de los paraísos fiscales se garantizarían en todo el planeta pensiones dignas para todos los mayores de 60 años, independientemente de si cotizaron o no pudieron hacerlo en su vida laboral.

Con la socialización de los medios de producción, como se hizo en Cuba hace más de 50 años, se garantizarían en todo el planeta alimentos, vivienda digna para todos, agua potable, salud de calidad y educación gratuita. Estas son las 5 reivindicaciones que la FSM sitúa en la Jornada Mundial de Lucha Internacionalista del 3 de octubre, para conmemorar nuestro nacimiento.
Con la no existencia de propiedad privada de los medios de producción, es decir con el socialismo, no existirían las grandes fortunas que permiten hoy a las 3 personas más ricas del planeta acumular ellas solas la misma riqueza que los 47 países más pobres del Mundo. Con la socialización de la economía, las multinacionales no serían las que dictasen las leyes de toda la sociedad capitalista, usando a los parlamentos burgueses y a la Unión Europea como títeres.

Este Festival demuestra que la juventud de todos los países aquí representados está luchando por un mundo sin explotación del hombre por el hombre, sin personas en paro o desempleo, sin desequilibrios ecológicos que solo benefician a las multinacionales, sin desigualdades de género acabando con el patriarcado como forma de relación social y familiar.
La Federación Sindical Mundial tiene constituido un Secretariado de la Juventud  Trabajadora que batalla, al lado del resto de asalariados organizados en sindicatos de clase, por acabar con esta realidad, que he denunciado más arriba y que es intrínseca del capitalismo. Un capitalismo que va de crisis en crisis, estructurales y sistémicas, hasta que llegue a la que será su crisis final autodestructiva, como ya nos anunciaron Marx y Engels en el Manifiesto Comunista (breve texto de total actualidad a pesar de tener más de 150 años de existencia).

Como Federación Sindical Mundial nos caracterizamos por identificar claramente al enemigo de La Humanidad, el capitalismo y sus instrumentos de control y opresión: Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Organización Mundial del Comercio, G-20, y la OTAN, por solo citar los principales. La OTAN invade países para expoliar sus riquezas. Afganistán, Irak, Libia, Mali y Siria son algunos de los ejemplos más recientes.

Este expolio es la continuidad de la etapa colonial que los pueblos de África, Asia y América consiguieron eliminar con grandes luchas y sacrificios. Por ello la Federación Sindical Mundial nació el 3 de octubre de 1.945, en París, condenando el colonialismo. Votaron en contra de esta condena los sindicatos de los países del centro y norte de Europa, países que aún tenían en 1.945 grandes colonias. Votaron contra la condena del colonialismo los sindicatos de influencia socialdemócrata o cristiana que el año 1.949 rompieron la Federación Sindical Mundial, sin conseguir destruirla como deseaban, y crearon la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales llamadas Libres, pero que de libres no tuvieron nada ya que apoyaron (por mandato del gran capital) a Pinochet, al Apartheid en Sudáfrica y a los sionistas contra Palestina, y que hoy, con su nuevo nombre: la CSI (Confederación Sindical Internacional), siguen apoyando el colonialismo moderno, por ejemplo han apoyado las acciones de la OTAN en Libia y otros países, y han invitado a su segundo Congreso (Vancouver, Canadá, junio de 2010) al Fondo Monetario Internacional y a la Organización Mundial del Comercio, los más directos enemigos de la clase obrera que estuvieron presidiendo un congreso sindical, claro un congreso del sindicalismo amarillo y de pacto social, el sindicalismo que ayuda al capitalismo a seguir existiendo.

Por ello este sindicalismo amarillo recibe subvenciones de todas clases de los gobiernos de los países capitalistas y de fundaciones gestionadas por el gran capital. Con ese dinero aparentan ser solidarios con los sindicatos de África, Asia o América, pero en realidad solo dan dinero a los sindicatos que para la CSI son susceptibles de aceptar las recomendaciones del capitalismo internacional. Muestra muy reciente (justo antes de salir yo de España) del amarillismo y ayuda al capital es la traición de los dirigentes de CCOO y de UGT a los trabajadores de PANRICO (empresa de alimentación de Barcelona) que llevan un mes de lucha en huelga indefinida, firmando los dirigentes sindicales amarillos acuerdos con la empresa contra la decisión de las asambleas y el voto secreto del 90 % de los trabajadores.

Es triste reconocer esta división del sindicalismo cuando lo que necesita la clase obrera es la unidad en la lucha. Pero la unidad solo es útil si se usa para luchar contra los explotadores. Si la unidad se usa para realizar pactos sociales que solo benefician a la burguesía es una unidad negativa para la clase obrera.
La FSM trabaja para conseguir la máxima unidad de lucha de los asalariados pero con consignas y reivindicaciones favorables a los trabajadores, no favorables al gran capital. Por ello la FSM no recibe ninguna subvención y se financia exclusivamente con las cuotas de sus afiliados.

Llamamos a la juventud trabajadora a intervenir en las actividades sindicales, a organizarse aunque no tenga un trabajo fijo, a unir su capacidad de lucha a la de los trabajadores afiliados a la FSM, a reforzar a los sindicatos de clase agrupados en la FSM, es decir a los sindicatos que identifican a los capitalistas como enemigos de los derechos humanos y laborales.

Solo sumando la fuerza y capacidad de lucha de los jóvenes con la experiencia de lucha de los mayores se podrán conseguir las reivindicaciones útiles para la clase obrera y por ello útiles y necesarias para los jóvenes, como por ejemplo la educación pública, gratuita y de calidad, la progresiva disminución de los gastos en armamentos y guerras que se deberían destinar a crear puestos de trabajo útiles para asegurar alimentos, agua, sanidad, vivienda, y cultura de calidad para todos los seres humanos.

Quiero saludar los avances que en muchos de estos temas se están dando en países de Latinoamérica, gracias al triunfo electoral de las candidaturas progresistas. Aunque a la vez deseo señalar que en opinión de la FSM no es suficiente tener gobernantes progresistas, deben ser gobernantes anticapitalistas capaces de superar las muchas presiones y ataques que el imperialismo ha hecho, está realizando y realizará. Por ello la clase obrera, con los jóvenes en un lugar destacado, ha de saber realizar con claridad sus críticas, así como unir sus fuerzas y capacidad de lucha a fin de contraponerla a la presión que hace el gran capital contra las medidas progresistas que han tomado los gobiernos de bastantes países latinoamericanos.

Acabar con el capitalismo, como pretende la FSM, será una tarea revolucionaria a la que los sindicatos de clase vamos a seguir ayudando, y en la que la juventud mundial tiene un gran papel. Os llamo pues, en colaboración con las organizaciones de vuestro país, a ser protagonistas destacados de los procesos revolucionarios que deben darse aún en todos los países que se rigen por una economía capitalista.

Termino recordando que la Federación Sindical Mundial nació el año 1945, el mismo en que nacieron la Federación Mundial de la Juventud Democrática y la Federación Democrática Internacional de Mujeres. Nacimos las 3 Federaciones como resultado y consecuencia de la unidad de los anticapitalistas después de vencer al fascismo europeo. Por ello como FSM mantenemos nuestro compromiso público de seguir luchando a vuestro lado para la defensa de todas las justas reivindicaciones de la juventud mundial.

¡Lucharemos hasta vencer!
¡Un mundo sin trabajadores es imposible!
¡Un mundo sin empresarios explotadores y sin capitalismo es posible y necesario!
¡Con nuestra acción colectiva lo construiremos!
¡Viva la clase obrera!
¡Viva el internacionalismo!
¡Viva la Federación Mundial de la Juventud Democrática!
¡Vivan los Festivales Mundiales de la Juventud y los Estudiantes!

Quito, Ecuador, diciembre de 2013.
Quim Boix, CP, Consejo Presidencial, de la FSM, Federación Sindical Mundial.